domingo, 18 de mayo de 2008

La pared porosa de Instituciones de Educación Superior

Las universidades privadas tienen la responsabilidad de formar profesionistas que agreguen valor a las organizaciones para las que trabajan y para la comunidad en general. Pero no es lo único que le debe preocupar a los directivos de estas universidades. Como toda organización, las universidades privadas (con o sin fines de lucro) tienen responsabilidades económicas como el pago de salarios a profesores y administrativos, costos de operaciones, desarrollo y nuevas instalaciones, etcétera. Por lo tanto, Las instituciones de educación superior, como todas las organizaciones, tienen que controlar sus gastos e incrementar sus utilidades.
Las áreas administrativas y académicas deben de trabajar juntas por el futuro de la institución. Sin embargo, esta relación requiere de mucho cuidado ya que existen algunos aspectos que no pueden verse comprometidos, por ejemplo, bajar los estándares de admisión a fin de incrementar la matricula. Tal vez la forma más sencilla de abordar el tema es visualizando una pared donde la administración se encuentra de un lado y la academia de otro.
Bajo este esquema podemos decir que el personal administrativo se encarga las finanzas, operaciones, mercadotecnia y recursos humanos, funciones esenciales para la continuidad de la organización. Asimismo, la academia se encarga del desarrollo y actualización de planes de estudio, las clases y la investigación. Todo está perfecto, pero como se menciono antes, ambas partes necesitan trabajar juntas para asegurar el crecimiento de la institución educativa.
La idea de la pared porosa implica que la academia puede involucrarse en la toma de decisiones y actividades de la administración: participando en los eventos de promoción, negociando salarios de docentes, proponiendo alternativas para la acreditación de cursos, por ejemplo. Sin embargo, la administración no puede decidir sobre los asuntos académicos ya que, como también se dijo hace un momento, no es posible comprometer ciertos aspectos a cambio de generar más ingresos. Por lo menos no es posible hacerlo sin sufrir daños, tal vez irreparables, a la reputación de la universidad.
La pared porosa permite la interacción entre la administración y la academia, pero es una interacción controlada que fluye de la academia a la administración y no al revés. En otras palabras, la academia decide lo que se requiere para mejorar la oferta académica y trabaja con la administración para conseguirlo. No se si esta relación pueda ser considerada justa, pero así es como tiene que ser.

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